Horario: Jue a Lun 10-6,
(Martes, Mie - Cerrado)
Pan Valle Sin Gluten es una panadería artesanal dedicada a atender la salud de las personas celiacas y sensibles al gluten, desde un espacio de armonía y equilibrio con nosotros mismos. Trabajamos por el bienestar de nuestros clientes, pero también de nuestro equipo de trabajo, actuando siempre desde el gozo y la plenitud, que intentamos reflejar en todo lo que hacemos. Por ello no nos enfocamos sólo en producir, sino en servir a otros, como seres humanos, con la intención de llevar salud y bienestar a otros desde este santuario de vida y naturaleza que es Valle de Bravo.
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Valle de Bravo...
Hay espacios donde el silencio y la luz se filtran armónicos entre los ahuehuetes, entre los sauces de ramas extendidas sobre el lago, danzando una coreografía que se mece al compás de las olas. Un tranquilo cuerpo de agua nos invita por la mañana a conversar en soledad. La montaña habla pero el alma no la entiende. Su voz se filtra por el pensamiento y al poco rato somos otros. Una cascada de viejos anhelos nos devuelve a un lugar interior no visitado en largo tiempo. Hemos caminado las calles empedradas del pueblo y visto el atrio de la iglesia. Las flores del mercado, aún mojadas, nos han dado los buenos días. Acarician nuestros oídos risas y frases en mazahua, que no logramos entender, pero que dan aviso de otra forma de vivir, más en comunión con el entorno, más entendida con la textura de telas coloridas que dan rostro a mujeres y duendes vendiendo zarzamoras al lado del camino. Pero no logramos nunca descubrir ese lenguaje sagrado, el que impulsa a la gaviota a sostenerse inmóvil contra el viento. Y en esa misma duda se anida el por qué de una iglesia que permanece sumergida en el tiempo, al fondo de ese gran lago. Y por qué la mariposa monarca vuela desde Canadá para hacer aquí su santuario predilecto. Para quienes practican deportes extremos, el parapente y el ala delta ofecen vistas espectaculares a La Peña y a sus formaciones rocosas marcadas por el golpe de la lluvia; llanuras verdes y plantaciones de maíz con sus mazorcas repletas de hongos negros. A veleros que avanzan firmes contra del viento, junto a niños que pescan en el Velo de Novia con sus abuelos. Nuestro bote a remos cortará el espejo del agua en la bocana del Cutzamala mientras motocicletas saltan lodosas por caminos ondulados. Pero esta antigua cultura de baños de vapor no revelará sus secretos a cualquiera ni nos dejará entreverla salvo por sus manifestaciones externas: la uniformidad de sus casas, sus tejas cóncavas de barro, sus paredes pintadas de blanco y rojo; la geometría irregular de sus calles de piedra; sus faroles amarillos sobre fogones humeantes de madera de pino; las montañas que abrigan a una ciudad tranquila, inmersa en la niebla de casitas dispuestas en forma caprichosa sobre un valle dorado.